12 enero 2013

Nuevo incidente en el Alvia Asturiano

Otra pesadilla en el tren

Los usuarios del Alvia a Alicante, atrapados una hora en Lena y forzados a un transbordo en Madrid tres días después de la avería que dejó en un túnel a 600 pasajeros






R. GARCÍA / E. MÉNDEZ
Las comunicaciones ferroviarias de larga distancia entre Asturias y la Meseta vivieron ayer otra jornada negra. Los pasajeros de un tren Alvia entre Gijón y Alicante, con parada en Madrid, permanecieron más de una hora retenidos en Pola de Lena debido a la avería de un mercancías que circulaba por Campomanes, que tuvo que ser retirado con una máquina. Además, los 27 usuarios que se dirigían hacia Levante se vieron obligados a abandonar los vagones en la estación de Chamartín de la capital para hacer transbordo en un cercanías hasta Atocha, donde pudieron reanudar su viaje, con casi 90 minutos de retraso. Las nuevas deficiencias en el servicio de Renfe se produjeron tan sólo tres días después de que la caída de una catenaria atrapase a 600 viajeros en un túnel de Valladolid durante casi cuatro horas.

«Nadie da respuestas. Tengo que llegar a Madrid para coger cuatro aviones porque trabajo en Noruega en una guardería y si no llego a mi puesto de trabajo no sé qué va a pasar», se lamentaba Clara Alonso en un andén de Pola de Lena poco antes del mediodía, mientras esperaba a que los operarios retirasen el tren de mercancías que a varios kilómetros obstaculizaba el paso del Alvia, según la explicación ofrecida por la compañía a los pasajeros. «No hay explicación de ningún tipo, tan sólo la del maquinista, que me ha prometido que vamos a llegar», añadía, con evidente desesperación.

Junto a ella otros usuarios se arremolinaban en torno a dos operarios que hacían trabajos debajo de uno de los vagones. «Deberían tener a más gente para el mantenimiento y no la tienen por los recortes. Los fallos son incontrolables, pero esto ya es demasiado. Yo me voy sin prisa de vacaciones a la provincia de Alicante, pero hay mucha gente que tiene que llegar a una determinada hora a un determinado lugar y no va a poder», subrayaba, por su parte, Ángel Fernández. Aún le esperaba una noticia peor al llegar a Madrid, donde fue uno de los afectados por el transbordo forzoso que Renfe impuso a los pasajeros que iban a la Comunidad Valenciana. Todos tuvieron que abandonar el convoy procedente de Asturias en Chamartín, coger un cercanías hasta Atocha y subirse a otro tren. Por el camino se dejaron otra hora y media de retraso en un viaje para olvidar.

«Se tomó esta decisión para evitar que los casi 200 usuarios que iban de Madrid rumbo a Alicante tuvieran que esperar una hora. No obstante, los 27 usuarios que tuvieron que cambiar de tren estuvieron acompañados en todo momento por personal de la compañía, se les invitó a comer y se les devolvió íntegramente todo el dinero gastado en el billete», explicó un portavoz de Renfe, tras rechazar que el Alvia que salió de Gijón poco después de las 10.00 horas sufriera ningún fallo técnico. «La parada en Pola de Lena sólo se debió a un problema con un mercancías y la de Madrid, a una cuestión de operatividad», añadió la misma fuente.

Pero las escuetas explicaciones que recibieron los afectados encendieron los ánimos dentro del tren. «Tengo que coger otro servicio ferroviario en Madrid para llegar a Navalmoral de la Mata, en Cáceres, y no sé si hay otro más tarde ni lo que tengo que hacer en caso de que lo haya. Esto es un desastre. Seguramente tendré que hacer noche a medio camino», se quejaba Eva Fernández, muy molesta con la falta de atención a los clientes. «No parece serio», añadía.

El resquemor era aún mayor debido a la proximidad en el tiempo del último gran desastre del servicio ferroviario para los asturianos, ocurrido el pasado martes. Entonces, Renfe mantuvo en el vagón, sin luz ni calefacción y en plena noche, a los 600 usuarios que recorrían la Meseta rumbo a Madrid en un tren que había salido de Gijón. Después, tuvieron que cambiar de convoy a pie, tirando de las maletas y en un túnel. El dirigente socialista Hugo Morán fue uno de los afectados y actuó de portavoz espontáneo de los viajeros al calificar de «auténtica vergüenza» el suceso.

El nuevo trastorno sufrido ayer echa más leña al fuego de la crisis de imagen que el servicio de los Alvia sufre en la región, debido a los continuos incidentes ocurridos desde 2008. Una indignación que crece si se tienen en cuenta los continuos retrasos de las obras de construcción de la línea de Alta Velocidad hasta el Principado, la esperanza para muchos viajeros habituales hasta Madrid y con una apertura que sigue sin fecha fija en el calendario.

fuente:   http://www.lne.es

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