28 marzo 2014

Historia de Los ferrocarriles en Castilla-La Mancha


Ferrocarriles en Castilla-La Mancha, empeño y quimeraFerrocarriles en Castilla-La Mancha, empeño y quimera


El historiador José Ángel Gallego Palomares (Alcázar de San Juan, 1967) lleva años investigando sobre la implantación y desarrollo del ferrocarril en nuestra región. De la mano de Almud Ediciones de Castilla-La Mancha y del Patronato Municipal de Cultura de su localidad natal acaba de publicar un nuevo libro sobre este interesante aspecto del devenir social y económico: Los ferrocarriles en Castilla-La Mancha, 1850-1936. Una red al servicio del capital extranjero. El texto será presentado este próximo mes de abril. 
Durante la segunda mitad del siglo XIX el trazado de líneas ferroviarias fue generalizándose en España. Su expansión supuso un gran avance para el transporte de subsistencias y materias primas, abaratando sus costes. En su desarrollo territorial los trazados ferroviarios españoles adoptaron un esquema radial, teniendo como centro Madrid. Recurriendo a un símil ajedrecístico, Gallego reitera en la obra que los promotores de aquellos proyectos ferroviarios tenían una máxima clara: quien domina el centro domina el tablero. En la pugna por ese control, en este libro emergen dos protagonistas destacados: José de Salamanca y José Campo, quienes pelearon línea a línea, concesión a concesión, por copar las posiciones estratégicas del territorio nacional para rentabilizar sus inversiones. También en el ámbito de nuestra región. El primero de ellos, a través de las líneas Madrid-Aranjuez, Aranjuez-Almansa y la compañía Madrid-Zaragoza-Alicante, tuvo preeminencia en el ámbito geográfico de lo que hoy es la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. El ferrocarril se convirtió, como bien resalta el autor, en destacado vehículo de poder, ya que mantener los abastecimientos en las ciudades era el mejor antídoto contra la inestabilidad social. Asimismo el veloz medio de transporte fue elemento esencial para el afianzamiento de la gran burguesía cuyo poder político iba desplazando a los influyentes aristócratas.
http://www.abc.es/Media/201403/27/Foto2FE--644x362.JPGAún haciendo referencias a los grandes ejes radiales que pasaban por nuestras tierras, el meollo de este libro se centra en desgranar los proyectos e iniciativas que fueron planteándose para intercomunicar diferentes enclaves de la región con las grandes líneas nacionales o abrir nuevos itinerarios. La orientación de este estudio hacia la comarcalización ferroviaria, o red secundaria como dice Gallego, es considerada por José Gregorio Cayuela Fernández, profesor de Historia Contemporánea de la UCLM y prologuista de la obra, una perspectiva novedosa en los análisis acerca del ferrocarril en España. El autor nos habla de una veintena de proyectos de líneas en nuestras provincias, intentos que en su mayoría fueron fallidos por falta de aportaciones económicas o el desinterés de las administraciones públicas afectadas, sobre todo las Diputaciones Provinciales. La recuperación de estos empeños nos desvela las dificultades materiales y financieras de una singular quimera que pretendía convertir el ferrocarril en el gran elemento vertebrador, social y económico del actual territorio regional y en su interconexión con la periferia peninsular.
http://www.abc.es/Media/201403/27/Foto1FE--644x362.JPGSi hablamos del ferrocarril en nuestra región, su principal referencia es la localidad de Alcázar de San Juan. En las páginas de ese libro, José Ángel Gallego también nos da cuenta de cómo se intentó organizar una red ferroviaria en la Mancha central en torno a este destacado nudo de comunicaciones. De las diferentes iniciativas planteadas, sólo dos, Tomelloso-Argamasilla de Alba y Quintanar de la Orden-Villacañas, llegaron a ser realidad.

Considera Gallego que la red ferroviaria consolidada en nuestra región estuvo orientada al servicio del capital, en buena parte francés y dirigida el transporte de aquellas materias que se necesitaban en los centros difusores. Estos ferrocarriles, en especial los encaminados hacia Levante, buscaban una puerta de acceso a los puertos del Mediterráneo, sobre todo Alicante. La lucha por su control, como se cuenta en estas páginas, fue dura. Es significativo constatar cómo por intereses económicos, para no dividir los tráficos en la mitad meridional de España, no se puso mucho interés en buscar conexiones ferroviarias con Portugal. En ese sentido, en el trabajo queda de manifiesto la importancia que el desarrollo del ferrocarril tuvo para que la Mancha se incorporase al mercado de capitales, desarrollándose una próspera industria vinícola y alcoholera que supo aprovechar los problemas sufridos en Francia por la plaga de filoxera.
Gallego Palomares es doctor en Historia por la Universidad de Castilla-La Mancha y, como ya indicamos, desarrolla su principal línea de investigación en torno al ferrocarril y sus efectos socioeconómicos en el siglo XIX y principios del XX. Además de su tesis doctoral, a este tema ha publicado libros como El campo tranquilo. Ferrocarril y nueva estructura económica en La Mancha 1850-1936; Raíles, granos y vinos. Ferrocarril y transición al capitalismo en La Mancha; y Alcázar de San Juan, ferrocarril y desarrollo. También ha publicado estudios sobre la guerra de la Independencia en España y la guerra civil en La Mancha.

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